Amistad (actualizado)
Que no me haya conformado lo escrito para hacer referencia a este día en donde se celebra lo que siempre nos hace bien, no debe evitar que los salude con la esperanza de que mañana tenga un rapto de lucidez y diga algo mejor.
Nunca me consideré un escritor y, por eso, no creo que quienes vienen aquí sean lectores, los veo como compañeros de ruta, de un viaje en el que los sentimientos se hacen Migajas cada vez más grandes y más valiosas; el cariño hacia Uds. es una consecuencia natural de lo que cada uno ha sabido generar, y creanmé que no ha sido poco.
Espero que puedan imaginar el abrazo cálido, largo y bien apretado que deseo transmitirles a todos los amigos cuya cara me dedico a imaginar a diario (y a los que conozco también che!).
Salú (no importa cuándo lean este post, ese será nuestro día).
Nunca me resultó demasiado fácil entender este espacio de vida virtual, tan etérea y fría que los besos y los abrazos necesitan de muchas palabras acompañando para que sean entendidos como reales y a la vez tan vida en sí misma que es capaz de generar los sentimientos más profundos y más nobles (aunque también de los otros porque la malicia no reconoce fronteras ni en la tecnología).
No significa que ahora lo haya entendido, pero está aquí, es parte mía, como lo son cada uno de Uds. en el pequeño pedacito de tiempo que ofrecen para compartir.
El tiempo también me resulta extraño por estos lares, todo parece que sucediera a una velocidad vertiginosa, la gente aparece, desaparece, se bautiza a diario con diferentes nombres, juega, se enoja, se alegra y entristece y todo lo hace a un ritmo que sería imposible de imaginar para una vida de carne y hueso.
A veces me parece (o intento buscar respuestas) que es como en los sueños, allí todo ocurre de ese modo, los minutos corren más rápido que la aguja de un reloj enloquecido y nada de lo sucedido tiene desperdicio, no hay intrascendencias ni cuestiones poco importantes y todo se vive con tal pasión que, aún dormidos, podemos transpirar, reír, llorar o sencillamente dar vueltas y vueltas tratando de encontrar una puertita de escape en el doblez de la sábana.
Detrás de los sueños, como detrás de la pantalla, estamos nosotros, tan humanos como siempre y tan vivos que nos es imposible ignorar lo que sucede a nuestro alrededor.
Cuando uno no entiende algo, está fértil para ser sorprendido y tan así fue, que por momentos he sentido que caminaba entre sorpresas como un chico entre regalos en la noche de Navidad, ya poco me acuerdo de alguna pena que se haya colado pero no puedo borrar la cara estirada de tanta sonrisa plena. No quiero mencionar a cada uno porque temo a los olvidos y nadie está excluido de lo dicho (aunque algunos se han hecho verdaderamente especiales), sin embargo quiero hablar de alguien que no suelo nombrar.
María Florencia Anderson, se cruzó conmigo aquel día de las "lágrimas por messenger" en lo de la Gorda, tengo la sensación de que ese día era tan profundo el sentimiento con el que hablábamos que excedió el marco de la página, de alguna forma se generó un puente de esos que son capaces de cruzar las almas y aferrarlas bien fuerte. Después de aquello, teniendo en cuenta que la distancia física era insoslayable, hubo muchas fotos compartidas, charlas telefónicas y por messenger. Un día de fines del año pasado, llegaron a mi casa dos Barbies bailarinas para las nenas, conocí a la madre y tomé un café con ella y sentí en ese momento que aquella distancia se había acortado tanto, que poco podrá agregar cuando, finalmente, nos veamos las caras. No es el hecho en sí de recibir un regalo para mis hijas sino el cariño que el gesto involucraba. El cariño que tengo por Flor es tan grande, que no deja de provocarme sonrisas cada vez que la recuerdo.
En este mundo extraño, como decía al principio, está de más querer entender, porque vale la pena vivirlo, como la vida misma. Feliz día del Amigo para todos.
---- (muchas horas más tarde, sin estar totalmente conforme, el post)----
Nunca me resultó demasiado fácil entender este espacio de vida virtual, tan etérea y fría que los besos y los abrazos necesitan de muchas palabras acompañando para que sean entendidos como reales y a la vez tan vida en sí misma que es capaz de generar los sentimientos más profundos y más nobles (aunque también de los otros porque la malicia no reconoce fronteras ni en la tecnología).
No significa que ahora lo haya entendido, pero está aquí, es parte mía, como lo son cada uno de Uds. en el pequeño pedacito de tiempo que ofrecen para compartir.
El tiempo también me resulta extraño por estos lares, todo parece que sucediera a una velocidad vertiginosa, la gente aparece, desaparece, se bautiza a diario con diferentes nombres, juega, se enoja, se alegra y entristece y todo lo hace a un ritmo que sería imposible de imaginar para una vida de carne y hueso.
A veces me parece (o intento buscar respuestas) que es como en los sueños, allí todo ocurre de ese modo, los minutos corren más rápido que la aguja de un reloj enloquecido y nada de lo sucedido tiene desperdicio, no hay intrascendencias ni cuestiones poco importantes y todo se vive con tal pasión que, aún dormidos, podemos transpirar, reír, llorar o sencillamente dar vueltas y vueltas tratando de encontrar una puertita de escape en el doblez de la sábana.
Detrás de los sueños, como detrás de la pantalla, estamos nosotros, tan humanos como siempre y tan vivos que nos es imposible ignorar lo que sucede a nuestro alrededor.
Cuando uno no entiende algo, está fértil para ser sorprendido y tan así fue, que por momentos he sentido que caminaba entre sorpresas como un chico entre regalos en la noche de Navidad, ya poco me acuerdo de alguna pena que se haya colado pero no puedo borrar la cara estirada de tanta sonrisa plena. No quiero mencionar a cada uno porque temo a los olvidos y nadie está excluido de lo dicho (aunque algunos se han hecho verdaderamente especiales), sin embargo quiero hablar de alguien que no suelo nombrar.
María Florencia Anderson, se cruzó conmigo aquel día de las "lágrimas por messenger" en lo de la Gorda, tengo la sensación de que ese día era tan profundo el sentimiento con el que hablábamos que excedió el marco de la página, de alguna forma se generó un puente de esos que son capaces de cruzar las almas y aferrarlas bien fuerte. Después de aquello, teniendo en cuenta que la distancia física era insoslayable, hubo muchas fotos compartidas, charlas telefónicas y por messenger. Un día de fines del año pasado, llegaron a mi casa dos Barbies bailarinas para las nenas, conocí a la madre y tomé un café con ella y sentí en ese momento que aquella distancia se había acortado tanto, que poco podrá agregar cuando, finalmente, nos veamos las caras. No es el hecho en sí de recibir un regalo para mis hijas sino el cariño que el gesto involucraba. El cariño que tengo por Flor es tan grande, que no deja de provocarme sonrisas cada vez que la recuerdo.
En este mundo extraño, como decía al principio, está de más querer entender, porque vale la pena vivirlo, como la vida misma. Feliz día del Amigo para todos.
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