martes, julio 18, 2006

Otra amiga, el mismo dolor

No me gusta. Estuve hablando de ella hace tan poco tiempo que todavía me dura en los oídos ese dolor con eco que suele provocar cuando aparece; hace poco tiempo..., y es que siempre suena a demasiado poco ese tiempo con ruido a vasos rotos que ocurre entre uno y otro de sus golpes.

La muerte, esa visita indeseable, vuelve a amanecer y todos aquellos que la vemos salir, de lejos o de cerca, quedamos a la sombra de una tristeza.

Igual que Duda unos meses atrás, mi amiga Lununa tienen dolor de Padre, tristeza de ausencia y un exilio que atravesar al revés hasta poder abrazar a su familia. Y toda esa pena se me hace pegajosa y me acompaña a mí también.

En un rato estarás subiendo al avión con un equipaje tan pesado que apenas si podrás tenerte en pié, pesan esas valijas y no pueden despacharse, se llevan en un bolsillo y duelen adentro. Más que acomodarte, te tirás en un asiento deseando que el tiempo pase lo más rápido posible aunque en realidad quisieras que el avión tenga la magia de depositarte varios días atrás en ese país que se te hace tan lejano a veces y tan cercano otras. No querés estar al lado de la ventanilla, ¿para qué mirar ese océano cuya inmensidad te ha provocado tantos ahogos en los últimos años?. Te tapas los oídos y no sabes si preferís un silencio que te envuelva y te quite el alma un rato o un barullo que te distraiga, y andarás, entre uno y otro, sin prestarles importancia, acariciando recuerdos, casi tantos como penas.

Ésta ciudad te recibirá con un invierno que todavía no quiere florecer y, sin embargo, sé que a vos te resultará el más frío, mucho más que los puede dar tu hogar en Barcelona aunque allí nieve seguido y aquí apenas un copo sería noticia en los diarios.

Una vez llegada, cargarás en el lomo a cuantos veas flaquear y llorarás todo lo que haga falta, pero sé que saldrás adelante porque esa siempre ha sido tu especialidad, ¿no?.

Yo por lo pronto, encontraré el momento para darte un abrazo y decirte algo un poco menos triste que esto, o no diré nada y esperaré a que el abrazo sea por sí solo, buena compañía.


Mi amiga Lununa.