Un año atrás... y tantos más
Cuando venía para casa, tenía pensado pegar un post que escribí hace unos días y se demoraba en ser publicado en ese afán que uno tiene de corregir y corregir.
Sonó el celular mientras iba manejando y, del otro lado, estaba mi hermanita menor, la que la mayoría de Uds. conoce como Tanya; me preguntó si podía mandar por mail, al resto de los hermanos, aquello que escribí para mi abuela un año atrás. "Por supuesto" le respondí, mientras caía que se cumplía un nuevo aniversario de una de esas ausencias que son tan grandes que uno sabe que un pedazo de corazón, se quedó allá, anclado para siempre.
Me senté delante de la computadora y todavía tenía la idea de poner mi post (que no es poco importante, por cierto), insistí en corregirlo y cuando blogger se abrió para recibirlo, recordé la charla de unas horas antes.
No sé por qué, pero corrí a leerlo, no acostumbro a hacerlo, aunque por nada en especial. Yo sabía muy bien lo que me había pasado en el momento en que lo escribí y era esperable que los ojos se me humedecieran nuevamente. Así fue.
Entonces me senté aquí y empecé a redactar sin saber hasta donde llegaría, pero tenía la convicción de que no iba a escribir nada nuevo sobre ELLA, porque lo que se escribe con lágrimas en los ojos, nunca podrá ser mejor. Igual que mi Abuela.
Y un año atrás, lo dije así
Sonó el celular mientras iba manejando y, del otro lado, estaba mi hermanita menor, la que la mayoría de Uds. conoce como Tanya; me preguntó si podía mandar por mail, al resto de los hermanos, aquello que escribí para mi abuela un año atrás. "Por supuesto" le respondí, mientras caía que se cumplía un nuevo aniversario de una de esas ausencias que son tan grandes que uno sabe que un pedazo de corazón, se quedó allá, anclado para siempre.
Me senté delante de la computadora y todavía tenía la idea de poner mi post (que no es poco importante, por cierto), insistí en corregirlo y cuando blogger se abrió para recibirlo, recordé la charla de unas horas antes.
No sé por qué, pero corrí a leerlo, no acostumbro a hacerlo, aunque por nada en especial. Yo sabía muy bien lo que me había pasado en el momento en que lo escribí y era esperable que los ojos se me humedecieran nuevamente. Así fue.
Entonces me senté aquí y empecé a redactar sin saber hasta donde llegaría, pero tenía la convicción de que no iba a escribir nada nuevo sobre ELLA, porque lo que se escribe con lágrimas en los ojos, nunca podrá ser mejor. Igual que mi Abuela.
Y un año atrás, lo dije así
.
2 Comments:
Ratón: ¿Te parece bien hacerme llorar así a las 8 de la mañana?
No hay derecho!
Y es que de las abuelas nunca es posible hablar sin lágrimas. La mía solía llorar mientras hablaba, y se reía, todo al mismo tiempo; porque ella lloraba si lo que contaba era triste o si era demasiado alegre y la ponía feliz hasta las lágrimas.
Creo que heredé ese don de la lagrimita fácil y se lo agradezco dejandolas correr, como ahora.
TE QUIERO RATONAZO LOCO!!!
La pucha si lo heredaste :)
Yyyyy, la verdad es que sí, me parece bien hacerte llorar esas lágrimas que se suelen cerrar con una sonrisa chiquita...me gusta.
Beso Sherita llorona (y tierna, y dulce, y...).
Salú.
Publicar un comentario
<< Home